lunes, 7 de febrero de 2011

HarvesterOfSorrows

Había aparecido otra víctima y todavía no había un camino seguro por el cuál transitar que me llevara a la puerta del asesino. Ésta me desconcertaba aún más... Los rastros del perpetrador eran los mismos que en las dos escenas anteriores, pero la metodología era mucho mas desprolija, como si el asesino dudara de lo que hacía. Además de lo chapucero del trabajo y la ineptitud con la que se había realizado, se notaba que se le presentaba la duda de si lo que estaba a punto de hacer estaba bien o no. Se notaba que los dos anteriores estaban totalmente convencidos de lo que hacían; pero éste... éste era distinto. No pude evitar pensarlo: ¿Podría ser que los dos primeros estuviesen reclutando gente nueva? ¿Sería posible que hubiesen obligado a algún inocente a hacerlo?
El cuerpo en cuestión era otra Natalia, estaba convencido de que me acostumbraría a usar ese nombre antes de lo esperado. Esta vez estaba amarrada a los barrotes de la cama por sus muñecas, con dos cinturones de cuero. Lo mismo se veía en sus tobillos. Estaba desnuda. Las quemaduras en el cuello confirmaban mi teoría de la ineptitud del asesino. O no sabía como estrangular a alguien, o había empezado a hacerlo y se detuvo carcomido por su consciencia... repetidas veces. Habían violado a Natalia. Los dos monstruos habrían obligado al tercero a abusar de ella mientras se encontraba indefensa atada a la cama. Seguramente ellos habrían participado también. Esta vez se habían cuidado de no dejar ningún fluido corporal que los delatara. Desaté a Natalia, quería darle una posición más digna. Cuando me acerqué, noté unas marcas en la parte alta de su hombro, escondidas por su cabello castaño. Eran marcas de quemaduras de cigarrillo. Estaba bien claro lo que se leía, pero no tenía ningún sentido: "P 1:8". Las marcas eran bien claras y profundas, no había duda en la mano que las había hecho. No había sangrado así que estaba bien afirmar que habían sido hechas una vez muerta Natalia. Pero...
¿Qué significaban? ¿Acaso era la firma del asesino, su marca personal? ¿Un identificador, como los de ganado? ¿Tan sádico era que podía objetivar a sus víctimas? ¿O más bien era la marca de una secta o un grupo? Lo último explicaría la existencia de varios asesinos. ¿Las huellas presentes en todas los escenarios serían las de un observador, alguien por quién se hacían los sacrificios? Esto también favorecía la falta de decisión en este último caso. ¿Sería, quizás, algún tipo de iniciación en la secta, y por eso se notaba tanta duda en el accionar del perpetrador? ¿Estaría éste nervioso por complacer a su superior? ¿O simplemente sería miedo a la muerte? Muerte que seguramente se cerniría sobre él de no hacer lo que le indicaban los dos monstruos. ¿O sería más bien un sólo psicópata al que le gustaba cosechar penas?
La cabeza me daba vueltas, no podía parar de formular hipótesis. Necesitaba un descanso tantas variantes, tantas posibilidades, tantas combinaciones de hechos. Necesitaba a mi viejo amigo, pero sabía que él me llevaría por un mal camino. Aparté esas ideas con un sacudón de cabeza. Prendí un cigarro, me calcé el sombrero, metí las manos en los bolsillos de mi abrigo y salí caminando del motel, ensimismado, pensando en mi amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario