miércoles, 2 de febrero de 2011

InForAKill

Recuerdo aquella fatídica noche en la que todo comenzó. Llovía. Esa noche llovía torrencialmente. Afuera llovían baldes de agua. Adentro, en mi mente, llovían ideas, imágenes. Imágenes que quedaron impresas en mi retina y se rehusaban a irse.
Esa tarde me habían llamado de la central de policía, desesperados. Yo ya sabía lo que eso significaba. Tenían un caso complicado y no podían resolverlo ellos mismos. Siempre recurrían a mí cuando sus obtusas mentes no podían seguir adelante. Esa misma tarde había resuelto retirarme. No quería saber más nada con ningún crimen ni ningún psicópata. Pero ahí me encontraba yo, en el taxi, camino a la escena del crimen.
Cuando llegué me encontré con una casa normal en un barrio normal. Lo único que la diferenciaba era el cordón policial. Bajé del taxi y atravesé el cordón. No alcancé a caminar dos metros que el olor a muerte me llamó en susurros. Ya sabía lo que venía: un cadáver en la cama, apuñalado, o baleado quizás. Pocas pistas. Sin huellas. Ningún rastro. Lo suficiente para despistar al policía común. No podía estar más equivocado. La escena que me recibió era digna de la más retorcida cabeza. El cadáver estaba en la cama, sí. Estaba apuñalado, sí, en el bajo vientre. Pero el enfermo que lo hizo se tomo el trabajo de abrir de cabo a rabo el vientre y desparramar todo el contenido por la habitación. Huellas de pisadas había miles. Huellas dactilares, otras tantas. Hasta cabellos que no pertenecían a la víctima yacían desparramados por todo el lugar.
No había manera de no encontrar al desquiciado que había hecho eso, pero por alguna razón me habían llamado. Cuando empecé a rastrear las huellas dactilares no encontré ninguna coincidencia con las ya almacenadas en la base de datos. Corrí la prueba de ADN, mi mente empírica me dictaba que era infalible. Cuando obtuve los resultados del laboratorio, me dijeron que las muestras eran imposibles de decodificar. El asesino no podía ser hallado por ningún método convencional, era como si no existiese... Por eso me habían llamado.
Lo que vi esa tarde, como ya dije, llovía en mi mente mas tarde esa misma noche. No podía dejar de pensar en las atrocidades que había presenciado, no podía dejar de pensar en la forma brutal en la que le habían quitado la vida a esa joven. A pesar de que había decidido mi retiro escasas horas antes, no podía vivir con la idea de compartir el mundo con un monstruo como aquel. Así, me lance a la cacería más prolongada y sangrienta en la que jamás participé...

2 comentarios:

  1. bravo, Frank! El caso se complica. ES un buen comienzo, espero que la cosa siga pronto... qué frecuencia de actualización tiene el blog?
    Ah, otra cosa: Es incómodo de leer porque se confunde el texto con el fondo! haga algo urgente, por favor!!!
    Ya mismo me hago seguidor así veo como evoluciona la cosa desde cerca... bien cerca...

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  2. Sí... Sí, es cierto lo del fondo... Estamos trabajado en el estudio para solucionar las palomas.

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