viernes, 4 de febrero de 2011

TrailOfTears

Era el segundo golpe de nuestro animal. Desde el principio, esto se iba poniendo difícil: no encajaba para nada con el anterior. La única coincidencia era la terrible cantidad de huellas que había dejado atrás. Casi parecía que el asesino quería ser encontrado, pero como ya sabíamos, las huellas no pertenecían a nadie. El resto de la escena era totalmente diferente. Podría decirse que era otro el que había perpetrado el crimen.
No había un solo rastro de sangre en la habitación del motel. Se notaba que había habido bastante forcejeo, la víctima no se había dejado vencer tan fácilmente. La cama deshecha, un aparador caído, un espejo roto, eran los rastros de violencia que se percibían a primera vista. Un examen un poco más detenido mostraba unos puntos negros en la alfombra. Venían desde el baño y cruzaban toda la habitación hasta la cama, donde formaban un patrón caprichoso sobre las sábanas desgastadas. Esos puntos me desconcertaban.
La víctima resultó ser una prostituta, no llevaba identificación alguna, ni un celular, nada. Una N/N. Natalia era una chica flaca, esbelta, pero corpulenta. Era una mujer pesada, difícil de manejar como un peso muerto. O bien había llegado a su estado actual con su consentimiento, como parte de un juego sexual; o bien el asesino no había actuado solo. Pude comprobar eso cuando la quise bajar del ventilador de techo del cual colgaba. Su metro ochenta se descargó pesadamente sobre mis hombros y me hizo trastabillar. Con dificultad pude acostarla boca arriba sobre la cama. A pesar de que nada en la escena me brindaba una base sólida para afirmarlo, estaba seguro de que el asesino no había actuado solo esta vez. Natalia era muy grande como para maniobrar tan fácilmente con ella, mucho menos colgarla a un metro por sobre el piso.
Algo en su rostro llamó mi atención. La sombra de su maquillaje estaba completamente corrida. Corrida por las lágrimas que había derramado suplicando por su vida. Pobre Natalia. Casi podía oírla llorar. Quise limpiarle el maquillaje de la cara y su tacto aceitoso me llamó la atención. Recordé los puntos negros que formaban el camino que llevaba a su muerte. Era su maquillaje que había goteado a causa de sus lágrimas. Estaba claro. No había sido víctima de un juego sexual. Este enfermo la había arrastrado por toda la habitación mientras Natalia lloraba. Me corrijo: estos enfermos. No había forma humana para una sola persona de arrastrar a voluntad a Natalia, mientras forcejeaba, por toda una habitación, y encima izarla un metro. Aún así, la segunda persona no había dejado rastro alguno.
Sin saberlo, me había comprometido a atrapar no solo a un asesino despiadado, si no a dos. El tamaño de Natalia, su camino de lágrimas, las diferencias abismales entre los dos asesinatos, casi todo gritaba que eran dos personas distintas. Aún así, las huellas y los cabellos eran idénticos. Era incuestionable que la misma persona había estado presente en las dos escenas, pero mis neuronas no dejaban de gritar que eran distintas.

2 comentarios:

  1. Muy bien frank, la cosa viene bien jodida, pero al menos el problema gestáltico figura- fondo desapareció. Cuándo será la próxima entrega?

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  2. El lunes, mi buen amigo, el lunes se viene la otra.

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